Las informaciones falsas han transformado el periodismo, ya que le plantean un serio desafío en la medida en que no siempre resulta evidente distinguir lo que hay en ellas de verdadero y falso. No obstante, los bulos e informaciones trucadas contribuyen al mismo tiempo a reforzar considerablemente el papel del periodismo. Si hay alguien capaz de denunciar la información falsa, son precisamente los periodistas, los periodistas responsables evidentemente. Yo diría que a corto plazo esas informaciones falsas son como una espina clavada en el pie de los profesionales, pero a más largo plazo van a reforzar la legitimidad de su profesión y darles mayor peso en la sociedad.
La desinformación ha existido siempre, a partir del momento en que se cobró conciencia de la influencia de los medios en la opinión pública. En cambio, sí que es nuevo y realmente preocupante el hecho de que la desinformación se propague con una celeridad y amplitud inauditas por plataformas digitales como Google o Facebook.
Este término es utilizado para conceptualizar la divulgación de noticias falsas que provocan un peligroso círculo de desinformación. Las redes sociales permiten que los usuarios sean productores y consumidores de contenidos a la vez, y han facilitado la difusión de contenido engañoso, falso o fabricado. Así se genera un circuito vicioso, y una noticia falsa se replica miles de veces en cuestión de segundos.
Para distinguir los propósitos de las Fake News es indispensable volver a su definición, en otras ocasiones citada por este observatorio. En español, muchas veces la traducción de Fake news es “noticias falsas”. Sin embargo, un sinónimo adecuado es “bulos”, cuya definición en singular aparece en el Diccionario de la Lengua Española, como “noticia falsa propagada con algún fin”. En este sentido las Fake news opta por “noticias falseadas” en lugar de “noticias falsas”, a fin de destacar la intencionalidad subyacente a su creación y difusión.
Las Fake news pueden tener distintos propósitos, pero siempre estarán relacionados con alguno de estos dos objetivos principales: económico o ideológico. Este último abarca todas aquellas intenciones que buscan obtener el apoyo para ideas de cualquier índole (políticas, religiosas, sociales, culturales).