Miguel Aceves Mejía mejor conocido como el rey del falsete; fue autor, cantante y actor durante la época de oro del cine mexicano.
Nació el 13 de noviembre de 1915 en chihuahua, chihuahua; cuando sus padres Miguel Aceves y Hermínia Mejía decidieron huir en el ferrocarril hacia El Paso, ya que estaba entrando el Generalísimo Francisco Villa a la ciudad de Chihuahua con sus tropas.
Miguel Aceves nace en Estados unidos con ciudadanía norteamericana hasta que se vio obligado a renunciar a ella con el comienzo de la segunda guerra mundial.
El actor y cantante desde niño trabajó como bolero y vendió periódicos; pues su padre falleció cuando Miguel tan solo tenía 4 años de edad.
Durante su adolescencia, a pesar de ser tartamudo, descubrió su facilidad por el canto; mientras trabajaba como ayudante mecánico en Ford Motor Company en Chihuahua. Sus compañeros de trabajo admiraban su habilidad de canto; lo que lo llevó a participar en el concurso de canto realizado por Ford Company, obteniendo el primer lugar con el premio de un contrato en Monterrey, donde formaría parte del trío “LOS POTREÑOS”.
Sus primeras presentaciones fueron en la ciudad de chihuahua, así como en Monterrey y posteriormente en Los Ángeles donde grabaría su primer disco, con el trío. A pesar del éxito inmediato que tuvo en Los Ángeles, su sueño era regresar a México.
En la Ciudad de México se formaba todas las mañanas desde las 7 am para esperar una oportunidad; pero no fue hasta que Fernando Fernández lo introdujo a un programa al enfermarse uno de los cantantes.
Gracias a su participación en el programa logra impresionar a los directores de la televisora, por su tesitura y tono de voz; por lo que inician el programa Rumbas y Boleros.
Posteriormente, al lograr éxito como bolerista y tener su propio programa, Mariano Rivera Conde lo hace grabar varios discos con rumbas y guarachas.
Gracias a la huelga de todos los músicos en México, es que Mariano Rivera invita a Miguel Aceves a grabar un disco con mariachi, pues estos no estaban reconocidos como músicos; es aquí donde Miguel Aceves Mejía inicia como intérprete de temas rancheros.
Su primer disco de acetato en ranchero es un éxito al traer “Oh Gran Dios”, “Carabinas 30-30”, “La Embarcación” y “Hay Unos Ojos”.
Su talento y estilo interpretativo le abrieron las puertas del éxito y muestra de ello fueron las más de dos mil canciones que grabó y lo consagraron como el Rey del Falsete.
Su popularidad y carisma lo llevaron a incursionar en el cine y a realizar más de 64 películas; siendo Rancho Alegre en 1940 su primera película, en la que al final interpreta el tema musical de la misma historia.
Miguel Aceves Mejía trabajó al lado de las grandes figuras del cine mexicano como lo son: Lola Beltrán, Luis Aguilar, María Félix, Margara López, entre otros.
La popularidad que alcanzó con sus discos y sus
películas lo llevó al extranjero y en Argentina, donde logró gran aceptación, filmó las películas Qué me toquen las golondrinas, Amor se dice cantando y ¡Viva quien sabe querer!
En España compartió créditos con Lola Flores en ¡Échame a mí la culpa! y en Tú y las nubes.
Miguel Aceves Mejía es recordado sobre todo como un gran cantante. Aunque fue un intérprete de gran versatilidad, es tal vez en la modalidad del huapango donde su arte alcanzó el máximo esplendor.
Grabó más de mil seiscientas canciones de todos los géneros folclóricos mexicanos, acompañado en ocasiones del Mariachi Vargas de Tecalitlán. Entre las más populares melodías que interpretó están “El pastor”, “La malagueña”, “Yo tenía un chorro de voz”, “La del rebozo blanco”, “Vaya con Dios”, “El jinete”, “La noche y tú”, “Cuatro caminos”, “Serenata huasteca”, “El pescado nadador”, “La embarcación” y “Oh, gran dios”.
Miguel Aceves Mejía también incursionó en otros géneros como el tango en el que en 1968 grabó con Lucio Milena un disco llamado Tangos en bolero a la manera de Miguel Aceves Mejía.
Falleció a los 90 años, víctima de una neumonía el 6 de noviembre de 2006, y recibió un homenaje de cuerpo presente, en el Palacio de Bellas Artes hasta su entierro el 8 de noviembre de 2006, en el Panteón Jardín de la ciudad de México.