¿En qué momento los padres de familia prefirieron tener a sus niños encerrados perdidos en un mundo virtual, en qué momento la juguetería más famosa del mundo quebró debido a que los niños preferían un celular a cualquier otro juguete?
Un niño al pasear ya no observa por la ventanilla del carro, observa la pantalla la cual sus padres dieron para que no molestara en el camino…
Tengo 24 años, considero tuve una infancia feliz, llena de recuerdos en los que solía jugar a una infinidad de juegos junto con otros niños que en ocasiones ni siquiera conocía, pero teníamos algo en común; no querer estar dentro de nuestras casas.
Generación tras generación la infancia de los niños cambia drásticamente, no hay comparación con mi infancia a la que mis padres o abuelos llevaron y es que a pesar de que el mundo avanza y cambia tecnológicamente, qué es lo que depara a los niños.
Atrapados en las trampas del pánico, los niños de clase media están cada vez más condenados a la humillación del encierro perpetuo. En la ciudad del futuro, que ya está siendo ciudad del presente, los teleniños, vigilados por niñeras electrónicas, contemplarán la calle desde alguna ventana de sus telecasas: la calle prohibida por la violencia o por el pánico a la violencia, la calle donde ocurre el siempre peligroso, y a veces prodigioso, espectáculo de la vida. – “Patas Arriba”, Eduardo Galeano.
Me es inevitable no mencionar como los juguetes se han vuelto más adquiridos por personas de mi generación o incluso mayores, por el hecho de coleccionar y/o poseer aquello que de niños no pudieron tener. No es por generalizar, no es más que una observación respecto a las nuevas generaciones, como algunos al contrario se han dejado llevar por la ola tecnológica que no es de sorprenderse cuando quieren que el infante ya hable y actué como todo un adulto porque, ¿quién quiere pasar por el proceso de crecer y aprender a usar la imaginación cuando ya pueden hablar y textear en un dispositivo?