La transformación que deberíamos propiciar y esperar en el ser humano, es una transformación en el orden de su esencia, que busque conciliar los proyectos vitales de las personas y su actividad cotidiana, evitando con ello la enajenación. La educación podría posibilitar este desarrollo, dotando a la ciudadanía de herramientas a través de las cuales se dé sentido a la existencia y se armonice el espectro de desarrollo del ser humano —tales como su ámbito individual, familiar, laboral y social—.
Lo anterior es así, puesto que la educación no debe limitarse a la incorporación, en la mente de los aprendices, de conocimientos nuevos, escindidos de la vida cotidiana, y por ello percibidos como poco útiles para el desarrollo personal.
Por el contrario, el pensamiento filosófico aplicado a la educación podría dotarla de directrices útiles, tales como elementos cosmovisivos, gnoseológicos, lógicos y sociológicos que a ella corresponden; estos elementos serán de ayuda en el entendimiento de la realidad como un complejo dinámico, en la cual cada persona interviene en su conformación.
Si bien a la educación injustamente se le han impuesto cargas imposibles de cumplir por ella misma, como por ejemplo el mejoramiento del nivel económico, se considera que la educación podría tener un gran impacto en el desarrollo armónico de una sociedad.
De entre los muchos problemas sociales a los cuales se enfrenta nuestro país, quizá el más apremiante sea la inseguridad cotidiana a la cual nos enfrentamos o estamos expuestos todos los días; al respecto, la educación se advierte como instrumento transformador que podría mitigar este problema.
Lo anterior, a través de la formación de personas consientes y responsables de su entorno, que adviertan a los demás -al otro- como un ser dotado de dignidad y merecedora de respeto, al igual que lo es él; este desarrollo es posible a través de la educación en todos los niveles, pero significativamente en la educación primaria.
Durante la educación primaria debe incorporarse la reflexión del lugar que ocupa el ser humano en un planeta habitado por múltiples especies de animales y plantas, las responsabilidades que adquiere cada individuo para su propia persona, así como para con los otros (aquellos que no soy yo).
El conocimiento y respeto de nosotros mismos y de nuestro entorno sería un factor importante para mitigar la violencia que experimenta nuestro país, en particular delitos de alto impacto en los cuales el beneficio que se busca se encuentra más allá de la búsqueda de la subsistencia.
Si bien la educación no puede erradicar todos los males de nuestra sociedad, se encuentra dentro de sus posibilidades la formación de individuos responsables con su entorno y respetuosos de la vida y dignidad de todos sus miembros, con la incorporación en las asignaturas de temas tales como equidad de género, educación cívica y principios básicos de derechos humanos.