El Génesis explica como Dios tomando barro da forma al hombre el sexto día de la creación, y le llamó Adán; como para demostrar lo excelso de su obra, descanso al día siguiente, esto es, al séptimo amanecer de la creación.
Si bien durante varios siglos se tomaba al pie de la letra esta narración como una verdad innegable de la creación del universo y de la humanidad, si bien pueden encontrarse sectores de la población que la aceptan, tal cual, para la mayoría, es una interpretación ingenua, válida para los tiempos en los cuales fue escrita
Para el siglo XX la postura de la creación humana fue confrontada por los adelantos de la ciencia, el padre jesuita francés Pierre Teilhard de Chardin concilia el relato bíblico con los descubrimientos científicos de la evolución humana, de forma tal que podríamos aseverar que la religión también evoluciona.
Por otra parte, pareciera que la modernidad no ha mellado el fervor religioso, por ello, la religión sigue siendo una cuestión de actualidad que da forma a la sociedad y los individuos encuentran en ella un asidero al cual recurrir para dar sentido y estructurar sus vidas.
La religión como universo que aglutina distintas manifestaciones de la fe, no puede decirse que se encuentra en crisis, la percepción general sigue siendo el recurrir a ella para solventar los desazones de la vida cotidiana y el encuentro de una vida después de la muerte.
No obstante, algunas manifestaciones de la fe se encuentran en crisis al no adaptarse a las necesidades y retos de la vida moderna, ejemplo de ello es el catolicismo, que tiene un déficit de sacerdotes, además de un sin número de escándalos de abuso a menores por parte de quienes deberían ser ejemplo de rectitud ante la comunidad católica.
Por otra parte, las distintas manifestaciones de la fe tienden a la apropiación de la verdad, en una suerte de secuestro del amor, la felicidad y la fraternidad, puesto que consideran que alejados de Dios todo aquello que se considera como valioso se encuentra vedado.
Al respecto, lo que nos hace ser más auténticamente lo que somos como humanidad, los valores más elevados de la naturaleza humana no son dados por una fe particular o por fe alguna, pertenecen al género humano, por ser el hombre quien les da forma y estructura; Dios es solo un bonito pretexto para ser buenos.