Miguel de Unamuno, de quien se refiere, vivió la relación entre filosofía y religión de forma convulsa y atormentada, dijo en alguna ocasión que “Filosofía y religión son enemigos entre sí y, por ser enemigos, se necesitan una a otra”[1].
En ese mismo esquema de convulsión, señala Nietzche que “Es caro y terrible el precio que se paga siempre que las religiones no están en manos del filósofo…”[2] refiriéndose sin duda a la actitud de las religiones en apropiarse de la verdad, desde lo único, y ser poseedoras absolutas del conocimiento de Dios; condenando a todos aquellos no afiliados a una existencia poco alentadora.
La diferencia entre filosofía y religión aparece en el contexto de la razón; mientras que para la filosofía la categoría principal del pensamiento es la razón, para la religión existe una vía distinta que involucra a lo divino, la imaginación y el sentimiento, trabajando así con metáforas y representaciones de conceptos, permaneciendo ligado al mundo de los sentidos y de la imaginación, de ahí que sea accesible a todos.
Por otra parte, la filosofía, como esquema de pensamiento guiado por la estructura de la razón, requiere un esfuerzo constante de aprendizaje que no se encuentra al alcance de las grandes masas.
No obstante, la puerta de entrada de la religión a la filosofía parece haber sido la teología natural, convirtiéndose la religión en un tema de reflexión, aún y cuando ya Dios lo era; poco después Leibniz introduce el término teodicea, que tenía como misión la de justificar la existencia de Dios en un mundo repleto de dolor y sin sentido
Para el universo religioso la teología natural trajo observaciones sobre el ser humano como ser inteligible a sí mismo, esta fue la visión antropológica de la religión, centrando la posibilidad de conocimiento de Dios a través del hombre.
Aparecen ahora los intentos de definir la filosofía de la religión, A.J. Haschel lo refiere como “… la respuesta a las preguntas últimas del hombre. Cuando estas preguntas decisivas pasan a ser indiferentes pierde la religión su significado y entra en crisis”; por su parte, B. Welte señala que “La filosofía de la religión es un pensar filosófico que versa sobre la religión y, por tanto, pone todo su empeño en esclarecer intelectualmente la esencia y la forma de ser de esta.
De lo que podemos estar seguros es que la religión es un elemento constitutivo de la naturaleza humana, y la filosofía como disciplina que estudia lo humano no puede eludir su estudio, claro desde la reflexión basada en la razón, en una actitud crítica y rigurosa.
[1] Unamono, Miguel de. Del sentido trágico de la vida.
[2] Nietzsche, Friedrich. Más allá del bien y del mal.