Desde el descubrimiento de América se impuso a los habitantes del nuevo continente una cultura que no les era propia, ello en menoscabo de su cosmovisión por ser considerada como bárbara, esto generó que nuestra filosofía no fuera otra cosa que una extensión de aquella traída por los europeos.
Sin pretender calificar a la filosofía occidental como positiva o negativa, lo cierto es que nunca obedeció a las necesidades de una sociedad en la cual no se había desarrollado desde sus inicios, y aun ahora no se adecúa a las necesidades de una sociedad que tiene en su pasado un contexto indígena, un proceso de conquista y mestizaje, así como procesos político-democráticos singulares.
Bajo este panorama se ha hecho necesaria la búsqueda de una filosofía que atienda a las necesidades particulares de los latinoamericanos, trace las interrogantes que constituyan su futuro, dotándolos de identidad. Al respecto, aparecen en el panorama filosófico dos posturas, la filosofía de la liberación y la interculturalidad.
Por lo que hace a la filosofía de la liberación, para Enrique Dussel es necesario hacer filosofía en los países subdesarrollados, para ello, es necesaria la liberación intelectual de las masas, esto a través de la política, por considerarla como la filosofía primera, porque la política es el centro de la ética como metafísica.
La filosofía de la liberación tiene su punto de partida en la conciencia filosófica de la situación de dominación y alienación que viven los países de la región latinoamericana y otras regiones del mundo. Dos aspectos son los que caracterizan a la filosofía de la liberación: la mediación de las ciencias humanas y el método analéctico.
Por otra parte, en la búsqueda de una filosofía que represente el sentir latinoamericano, aparece en el panorama intelectual la filosofía de la interculturalidad, que viene al rescate de la cosmovisión de zonas regionales frente a la postura con una pretensión de hacer homogénea a la cultura.
Con referencia a lo anterior, Jaime Montes Miranda señala que la historia de la humanidad es la historia de todos los pueblos desde ellos mismos, con lo cual viene al rescate de las culturas tradicionales.
Respecto a estas dos posturas, es válido preguntarnos ¿Cuál planteamiento es más aplicable a nuestra realidad y por qué? Creo que no existe una contradicción entre ambas tesis, más aún, son complementarias en el sentido de que buscan el crecimiento intelectual de la sociedad.
Por otra parte, ¿Hay diferencias entre la visión del otro de Dussell y la postura de la interculturalidad? Para Dussel el otro es el marginado, el que no aparece en el escenario de la filosofía; por otra parte, la postura de la interculturalidad trata de llevar a los escenarios a las culturas minoritarias.
Por lo que hace a la adecuación del pensamiento de ambas líneas a nuestra época, no creo que sea necesaria su adecuación, puesto que, en los términos expuestos por cada uno de los filósofos, son aplicables a nuestro contexto actual, en donde conviven en nuestro país distintas formas de pensar y de entender el mundo, además de los marginados de los progresos sociales y culturales.