En su obra, Ficciones lúdicas, el autor Rodrigo Díez invita a una exploración profunda y perspicaz del videojuego, no solo como una forma de entretenimiento, sino como una manifestación del arte audiovisual contemporáneo. Publicado por Dharma Books en 2020, este libro de ensayos se aleja de la aridez y el tedio que suelen acompañar a las investigaciones académicas, presentando en su lugar una experiencia de lectura que combina rigor intelectual con una prosa accesible y atractiva.
(…) De eso, y de otras cosas más, se tratan los videojuegos: de escuchar relatos, de sentir empatía, de mostrarnos solidarios. En el camino, tal vez ayuden, como toda ficción, a reconocer a los otros y, en consecuencia, a nosotros mismos.
Díez, con su vasta experiencia y conocimiento en el campo, argumenta que los videojuegos, al igual que el cine, son una forma de arte que merece ser estudiada y apreciada. Su obra no pretende ser un reportaje exhaustivo, pero sí ofrece una visión completa y única que logra captar la esencia de una pasión compartida por millones alrededor del mundo. Incluso aquellos que no se consideran jugadores encontrarán en Ficciones lúdicas una nueva apreciación por este medio.
La prosa de Díez es fluida y envolvente, lo que permite que una investigación se convierta en una experiencia de lectura placentera. Su capacidad para transmitir ideas complejas de manera clara y comprensible es una de las mayores fortalezas del libro. La obra no solo se dirige a los jugadores apasionados, sino también a aquellos que quizás nunca han tocado un videojuego, ofreciendo una nueva perspectiva y apreciación por este medio.
Además, el escrito ofrece una amplia cartografía lectora, pues su autor hace numerosas referencias a grandes obras de la literatura, comparando las narrativas de los videojuegos con relatos clásicos. El autor resalta que el videojuego es una actividad social y es una respuesta al impulso humano por compartir momentos alrededor de una fogata y de narrar lo ocurrido tras un largo viaje.
Ficciones lúdicas es un libro que no solo informa, sino que también transforma la percepción del lector sobre los videojuegos, pues aboga por la experiencia, el placer y el aprendizaje en el juego. La obra de Díez es tanto educativa como entretenida, haciendo una contribución significativa al campo de los estudios sobre videojuegos y al arte audiovisual. Una lectura que no puede pasar desapercibida para quienes disfruten estos temas.