La película de Ven y Mira, del director Elem Klímov, nos retrata la vida de un niño bielorruso, el cual es enlistado con un grupo de partisanos mientras se está llevando a cabo la Segunda Guerra Mundial. En esta película se nos muestra de una manera algo cruda, como es una guerra desde la perspectiva de una víctima y no de un soldado (como suele pasar en muchas películas sobre guerras).
Por medio de esta película se nos retrata la vida en tiempos de guerra y cómo es que llega a afectar enormemente a las personas que terminan involucradas, vemos los maltratos que existen dentro de este tipo de conflictos y como es que las personas inocentes no pueden hacer nada contra esto.
A través de esta película podemos notar como es que Florya, el niño bielorruso, vive toda esta guerra desde su inocente infancia, vemos como pasa de tener una vida de niño jugando a buscar cosas con un amigo, a terminar totalmente sumergido en la guerra provocada por la SS y presenciando miles de muertes de familiares, conocidos, compañeros y hasta de personas totalmente desconocidas, pero que igual le terminan afecto mucho por el hecho de que solo es un niño.
Todo el estrés traumático de la guerra comienza en que Florya entra con el grupo de partisanos, queda atrapado entre enormes bombardeos junto a su nueva amiga Glasha, entre esos bombardeos Florya queda parcialmente sordo y un poco desconcertado. Ambos logran huir del lugar y planean ir a la casa de Florya a que busqué a su madre. Luego de un rato de no encontrarla, Glasha se percata de que todas las personas alrededor ya fueron asesinadas y solamente están todos apilados en una montaña de cuerpos sin vida.
Conforme avanzan se encuentran con una aldea en la cual los nazis les dicen a las personas que se vayan reuniendo en la plaza del pueblo para así poder identificarlos, pero a Florya sabe que esto es mentira porque su aldea ya fue exterminada. Todas las personas son metidas a una casa de madera, en donde les dicen que para salir deben dejar a sus hijos dentro de esta, se arma un revuelo, Florya logra salir y ve como hay personas aventándose, gritando y llorando, seguido de esto, los soldados comienzan a quemar la casa con las personas adentro.
Realmente esta película es muy buena, porque está muy bien retratada la forma en que se vive una guerra y como siempre es que terminan muy afectadas las personas inocentes, como el caso del protagonista, es raro que veamos una película de este tipo desde el punto de vista de un alma inocente, es decir, de un niño, de como poco a poco le pueden robar su niñez para presentar escenarios catastróficos.
Al final de la película podemos ver como es que Florya ha quedado totalmente quebrado, podemos verlo en cada toma que hacen respecto a su cara, en donde al principio podíamos ver su brillo, hasta el final que podemos notar que ha perdido ese brillo y ahora tiene una apariencia más de “zombi”. Nos muestran como es que quedó tan traumado que se reúsa a seguir participando en más actos de violencia.
Desde esta película se ve como se acaba la infancia de Florya por presenciar una enorme cantidad de actos nefastos, reflejándose totalmente en la cara del niño. Y haciéndonos sentir total empatía con el protagonista desde un punto de vista perfecto para mostrarnos las cosas que están pasando y sí, es realmente como si nos estuvieran diciendo: “Ven y mira”.