Para empezar el deporte es en sí es una práctica social que afecta a diversos aspectos de la vida de una persona y que en las últimas décadas empieza a participar en el ámbito científico como una variante significativa de los objetivos generales de la ciencia (Mercé, 2003).
Una de las definiciones más destacadas es la de Cagigal (1999) donde expone que el deporte es una «diversión liberal, espontánea, desinteresada, expansión del espíritu y del cuerpo, generalmente en forma de lucha, por medio de ejercicios físicos más o menos sometidos a reglas» destacando el binomio diversión-competición de forma reglada. La práctica deportiva se remonta a los inicios de nuestra historia. Toda sociedad ha tenido sus propias actividades físicas que respondían, de una u otra manera, a las necesidades imperantes de una sociedad en constante cambio.
La práctica y deportiva está considerada como uno de los hábitos más representativos dentro de la vida saludable. Desde diferentes sectores especializados se destaca el papel que un ejercicio físico adecuado tiende en la prevención de la mayoría de problemas producidos por la sociedad.
Sin embargo, la actividad física en población adolescente se ve marcada por condicionantes propios de la edad, sociedad y por otras cuestiones que afectan de manera significativa a dicha etapa de la vida en la que los jóvenes hacen su personalidad adulta entrando en valoración de diversas ideas que afectan a su rendimiento y persistencia en la práctica deportiva. De esta manera, y relacionado con lo anterior, el consumo de drogas en nuestro país ha experimentado un aumento significativo desde principios de la década de los ochenta hasta nuestros días ligado de un considerable incremento de consecuencias negativas sociales, sanitarias y culturales.
De esta manera las drogas constituyen uno de los problemas más importantes con los que se enfrenta la sociedad actual siendo especialmente preocupante cuando el consumo se produce en población infantil y juvenil, no solo por los problemas que puede generar sino también por la consolidación del consumo que conlleva su inicio desde edades tempranas. En diferentes estudios se señala que existe un porcentaje relativamente alto de jóvenes que ha tenido contacto con distintas drogas, sobre todo con drogas como alcohol, tabaco y cocaína.
Sin duda, esta es una situación realmente preocupante si tenemos en cuenta el peso de la adolescencia en la vida de una persona, considerando esta una etapa relevante en el que tienen lugar los primeros contactos con las sustancias adictivas que pueden derivar en patrones consumo, incluso, la aparición temprana de problemas relacionados con la salud, autoestima y ajuste social que pueden llegar a afectar de manera determinante en la edad adulta.
Aunque en la mayoría de los casos los adolescentes recorrerán esta fase novedosa sin mayores complicaciones, otros muchos requerirán en un corto espacio de tiempo algún tipo de asistencia o atención médico-sanitaria de importancia.
Sin embargo, apenas existen estudios que relacionen de una manera directa el consumo de drogas con variables psicológicas en deportistas adolescentes. Cabe mencionar que el consumo de sustancias se refiere a aquellas recreativas, y en consonancia con la problemática actual argumentada en este trabajo, diferenciando las destinadas a potenciar las habilidades deportivas en fenómenos como dopaje.
Bajo este marco teórico y vinculado a futbolistas adolescentes, el trabajo se centra en analizar la relación entre el consumo de drogas y variables psicológicas deportivas motivación deportiva, compromiso hacia la práctica deportiva, percepción de éxito, autoconcepto físico deportivo y creencias sobre las causas que llevan al éxito en deporte.
Los adolescentes que practican fútbol poseen tasas de consumo de drogas inferiores al resto de jóvenes de su edad. Es por eso que las variables psicológicas deportivas influyen en el consumo de drogas de los futbolistas adolescentes. Además, muestran comportamientos más adaptativos que el resto de jóvenes de su edad.
La presente investigación, de acuerdo con Montero y León (2007), consiste en un estudio ex post-facto de carácter prospectivo, y su diseño corresponde al descriptivo simple, ya que busca recoger información contemporánea acerca de cómo se comportan los futbolistas enfatizando las variables de consumo de drogas, por un lado, y las variables psicológicas deportivas, motivación deportiva, compromiso deportivo, percepción de éxito, autoconcepto físico y creencias sobre las causas que llevan al éxito en el deporte.
El consumo de drogas de los futbolistas adolescentes resulta inferior a los porcentajes en jóvenes de su edad (alcohol, tabaco y cannabis). La práctica del fútbol puede actuar como un factor preventivo.
Y la prevalencia del consumo de drogas se presenta inversamente proporcional al nivel competitivo y posición clasificatoria en las diferentes divisiones.
En cuestiones psicológicas deportivas influyen en el consumo de drogas de los futbolistas adolescentes. De esta manera, la falta de motivación hacia la práctica deportiva, motivaciones intrínsecas y extrínsecas, inversiones personales, creencias de éxito, así como la diversión y el compromiso deportivo ejercen una gran influencia en el consumo.
La existencia de un patrón de conducta más autodeterminado (44,6%) caracterizado por presentar menores porcentajes de consumo que el resto, unido a comportamientos más adaptativos en prevalencias de motivación intrínseca, baja motivación, altos niveles de compromiso y diversión hacia la práctica deportiva, autoconfianza y creencias de éxito basadas en la tarea, esfuerzo y motivación.
Un menor o inexistente consumo de sustancias se relacionan con percepciones óptimas de rendimiento deportivo de cada futbolista con base en las creencias de su entrenador y compañeros de equipo.
También hay que tomar en cuenta la importancia del trabajo en redes sociales para llevar el mensaje a más personas y apoyo de los padres de los deportistas, además, tener una implantación de la psicología deportiva en los clubes deportivos.