¿POR QUÉ PENSARNOS EN LA DESCOLONIZACIÓN?

El comienzo de la filosofía en Hispanoamérica coincide, temporalmente, con el inicio de la identidad que resultó del encuentro de dos culturas. […] Es el producto de dos cosas: un continente originario, sembrado de culturas, y una Europa que comenzaba su movilidad moderna. Ninguno de los dos elementos aislados y en su forma preexistente al encuentro, es América […] es en realidad tan arbitrario y a la vez tan legítimo como el de cualquier otro contacto de culturas. Y de contactos de culturas está llena la historia. (Filosofía y colonización, p.85)

De acuerdo con Enrique Dussel, tendríamos que partir de la idea de una cultura universal que nos lleve a pensar en México como uno de los seis ejes que corresponden a la estructura de la historia universal: Mesopotamia, Egipto, China, India, México y el Indario en Perú. 

Cuando escribimos nos vemos obligados a dignificar nuestras propias raíces históricas y mirar con verdadera conciencia los sucesos que acontecen en nuestro ámbito cultural, social y político; en función de nuestra propia identidad como habitantes de esta gran nación desconocida en muchos de sus aspectos culturales.

La deconstrucción de nuestras propias ideas deberán ser encaminadas en función de nuestra propia sociedad. Esto para cambiar el rumbo de la razón a la hora de existir y coexistir con nuestro país que alguna vez fue colonia y hoy lucha desde su significativa trinchera por encontrar la salida hacia el destino que le corresponde en congruencia con la búsqueda de nuestra propia identidad. A finales de la guerra europeo-norteamericana, un grupo de jóvenes filósofos (tales como Leopoldo Zea, en México, Arturo Ardao, en Uruguay, Francisco Romero, en Argentina, etc.), reiniciaron el debatir la problemática de nuestra América Latina […] El marco teórico de esta generación se nutría de filósofos tales como Husserl, Heidegger, Ortega y Gasset, Sartre, o historiadores como Toynbee. (En búsqueda del sentido, pp. 171-172)  

Atender respetuosamente el tema […] significa tener una nueva actitud, que no es otra que la reciente de ver la filosofía colonial como un capítulo más de nuestra historia filosófica […] luego se llamará nuestra “filosofía colonial” […] La filosofía, entendida en el sentido tradicional […] fue el único elemento de la colonización que no pudo entrar en relación con un equivalente autóctono. Religión había, y pasado un tiempo después de la abrupta y traumática prohibición de mantener los antiguos cultos. (Filosofía y colonización, pp. 8-11)

Sin lugar a dudas, la época colonial fue un periodo de la historia de nuestro país; donde las estructuras del poder desarticularon la cosmovisión particular de los antiguos habitantes del México prehispánico ante la llegada de los invasores españoles. Las culturas indígenas tenían sus cosmovisiones y sus interpretaciones del mundo natural y humano, pero nada de eso fue conocido en los comienzos, y, de haberlo sido, tampoco habría podido influir en la enseñanza del colonizador, que las consideraba, literalmente, obra del demonio […] para ellos los indios solo podían ser material de instrucción, no de intercambio de ideas y doctrinas. (Filosofía y colonización, pp. 13-14)

Desde un particular punto de vista en la actualidad, necesitamos encontrar una postura concreta en función del reconocimiento de nuestro propio entorno y dejar de lado el eurocentrismo presente en formas diversas en la actual visión de la sociedad contemporánea en nuestro país. Martí sabía que la dependencia económica […] no concierne solo a México, concierne a todos los pueblos de América Latina […] contra el eurocentrismo de nuestras élites políticas, extranjerizantes. (El giro descolonizador, p. 4-5)

Mirar al viejo continente como modelo de vida perfecta, solo socava la convivencia de nuestra cultura nacional, además de atentar contra la integridad de los pueblos originarios a través de estereotipos y prejuicios que destruyen la herencia y el legado cultural preexistente en muchos aspectos. 

La importancia de considerar un rompimiento con la postura de negar nuestras raíces culturales, nos pone sin duda a tener en cuenta una búsqueda de ideales que nos permitan retirar la máscara de aires de importación y mirar a nuestro alrededor los paisajes que representan los mosaicos culturales; para tratar de ser más auténticos a la hora de pensar y escribir sobre temas relacionados con la grandeza de nuestra nación que mucho tuvo que resistir ante la conquista. Como si se tratara de un continente vacío, el conquistador intentó reproducir en él su propio mundo. Para las culturas originarias, la colonización fue una segunda muerte, aunque de ninguna manera definitiva, porque los contactos de cultura nunca son unilaterales. (Filosofía y colonización, p. 7)

Razonar sobre una posibilidad de incluir en nuestro pensamiento una postura de verdadera humildad y humanidad con respecto a nuestro entorno social que ha sido socavado por las políticas internacionales de expansión económica y han mantenido una total desproporción social a nivel mundial; puede resultar una postura adecuada para nuestro crecimiento social. En América Latina el marxismo desde un punto de vista político se moverá desde una posición claramente eurocéntrica, hasta que, lentamente a lo largo del siglo XX irá descubriendo al pueblo concreto, histórico, oprimido y excluido, constituyéndose éste último en la referencia de su quehacer político. (El giro descolonizador, p. 1)

Lo cierto es que hoy podríamos tratar de entender las dificultades y la cerrazón con la que se trató de civilizar a los colonizados. Pues, la filosofía, tal como se ejercitaba y enseñaba en la Península, con su fondo aristotélico-medieval, compuesto de lógica, filosofía natural, ética y metafísica, solo pudo reproducir el modelo europeo, por su drástica diferencia con la cultura preexistente […] se instruyó desde el comienzo, nació en América como un traslado o trasplante. (Filosofía y colonización, pp. 13-14)

REFERENCIAS

Torchia Estrada, Juan Carlos, Filosofía y colonización en Hispanoamérica, UNAM, 2009.

Dussel, Enrique, En búsqueda del sentido. Sobre el origen y el desarrollo de una Filosofía de la Liberación, Editorial Docencia, 2012, Buenos Aires.

Dussel, Enrique, El “giro descolonizador” desde el pueblo y hacia el pueblo y hacia la segunda emancipación, Departamento de Filosofía, UAM-Iztapalapa.

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