EL POZO: UNA NOVELA QUE ANUNCIA EL MUNDO ONETTIANO
El juego del creador, a través del narrador, representa para el desarrollo del relato la función más importante en la estructura de la novela […] Hace un rato, me estaba paseando por el cuarto y se me ocurrió de golpe que lo veía por primera vez. (El pozo, p. 9)
Ana María representa el personaje central de ese proceso de ovación que se presenta como una postura categórica para el desarrollo de la historia misma; contada en función de la importancia que va tomando la cabaña de troncos; la ficción llega al narrador para separar la realidad establecida en el primer plano de la novela.
El pozo (1939) es la primera novela de Juan Carlos Onetti; quien desde esa época […] anunciaba su voluntad bien determinada de romper con la literatura que por ese entonces existía en Uruguay […] Después de haber roto con el costumbrismo nacional, el escritor debe, pues, utilizar sus propios recursos examinarse a sí mismo, escuchar sus voces interiores, reencontrar esa escritura inocente de la que habla Barthes […] Esta voluntad de interiorización marca el fin de la literatura de los grandes espacios, tanto más cuanto que aparece un nuevo contexto literario. (Claude Fell, pp. 142-143)
Su obra narrativa nace precisamente en ese momento; donde esta corta novela apuntó hacia lo que conocemos como su mundo narrativo en la literatura uruguaya […] El distingo entre lo real novelesco y lo real imaginario y sus relaciones con la realidad se impone. El juego de planos que va de una realidad chata y directa a una dimensión del sueño tal como se estructura en El pozo. (Fernando Aínsa, p. 116)
De acuerdo con Fernando Aínsa, ya en el capítulo II de la novela se puede ver la importancia de lo real imaginario. Cuando el narrador define hacia dónde debe encaminar el sentido de la historia que ha empezado a contar […] Me gustaría escribir la historia de un alma […] o los sueños. Desde alguna pesadilla, la más lejana que recuerde, hasta las aventuras en la cabaña de troncos […] y si elijo el sueño de la cabaña de troncos, no es porque tenga alguna razón especial. (El pozo, p. 11)
La riqueza literaria radica esencialmente en la conciencia que existe sobre los personajes construidos por su narrador y que funciona a través de su capacidad al ir construyendo la estructura del relato. […] Es sorprendente que en el comienzo de El pozo aparezcan ya las tres formas básicas de conciencia que utilizará Onetti a lo largo de toda su obra. (Juan Carlos Onetti, p. 173)
La posibilidad de imaginar las secuencias que le van dando sentido al desarrollo en el relato; figura, en primer lugar, como una constante que nos adentra al desarrollo de la historia que se cuenta. […] nunca me hubiera podido imaginar así los cuarenta años, solo y entre la mugre encerrado en la pieza […] lo difícil es encontrar el punto de partida (El pozo, p. 10)
La insistencia del narrador por pasar de una realidad en un primer plano; hacia una acción que de lleno nos adentra a ese mundo onírico donde aparece Ana María, forma parte de la historia contada desde dentro del propio relato como esa posibilidad que traduce el ejercicio mismo de la escritura […] deje de escribir para encender la luz y refrescarme los ojos que me ardían. Debe ser el calor. (El pozo, p. 11)
Ana María representa esa especie de leit motiv en la historia contada desde el mundo onírico y que enriquece el sentido de la cabaña de troncos […] ella es la que viene por la noche, sin que yo la llame, sin que sepa de donde sale […] en Alaska, estuve aquella noche […] después estoy en la cabaña […] es entonces que la cabaña se abre y el fuego se aplasta como un arbusto. (El pozo, pp. 17-22)
La aparición de Ana María le devuelve sentido a la narración que se torna bifurcada y dispersa en ciertos momentos. El narrador recuerda al lector la importancia de su aparición en este mundo onírico que va cobrando sentido a través de cada evocación en el transcurso del relato […] nunca nos hablamos […] Es entonces, exactamente, que empieza la aventura de la cabaña de troncos. (El pozo, p. 22)
La narración nos permite adentrarnos con el protagonista en su posibilidad de evocar la escritura del relato que se convierte paulatinamente en el desarrollo de la novela. […] recuerdo que antes que nada, evoqué una cosa sencilla (El pozo, p. 9) Las posibilidades de interpretación en función de la creación nos permite acceder a este proceso de evocación, imaginación y percepción de los sucesos que pareciera son provocados por la desesperación del narrador para conseguir estructurar su historia que nos trata de contar como una especie de sueño representada como una actividad incesante y obsesiva en función de la deconstrucción de los sucesos que suceden a través de nuestra propia mirada.
Queda claro para el lector, la justificación que anuncia la conclusión de la aventura que a través de la evocación nos ha llevado a repensar la cabaña de troncos como el espacio más importante donde sucede la narración; pasando de un sentido narrativo a otro […] Releo lo que acabo de escribir sin prestar mucha atención, porque tengo miedo de romperlo todo. Hace horas que escribo y estoy contento porque no me canso ni me aburro. No sé si esto es interesante, tampoco me importa. Allí acaba la aventura de la cabaña de troncos. Quiero decir que es eso, nada más que eso. (El pozo, p. 25)
Sus personajes se conciben en el desencanto y en el escepticismo, depositando su esperanza de redención en la invención de historias en las que ejercen control sobre su destino. (Hugo J. Verani, p. 9)
La verdadera aventura pareciera ser un suceso incomunicable en función a lo que sucede en la cabaña de troncos […] Lo que yo siento cuando miro a la mujer desnuda en el camastro no puede decirse, yo no puedo, no conozco las palabras. Esto lo que siento, es la verdadera aventura (El pozo, p. 25)
En ésta constante interrelación de los sueños, en función de la evocación; se estructuran en la constante vida onírica donde pareciera que hay imposibilidad de comunicación; una especie de limitación donde el lenguaje no alcanza o no es apropiado para describir estrictamente lo ocurrido en la cabaña de troncos. Donde la contraposición de vivir gira en función de poder imaginar, soñar lo que es posible evocar en el transcurso del relato.
Tampoco podemos dejar de lado el proceso de imaginación en la creación con la que juega el narrador [..] Ella me cuenta entonces lo que sueña o imagina y son siempre cosas de una extraordinaria pureza, sencillas como una historia para niños. (El pozo, p. 45)
Se considera a El pozo, un hito fundamental de la literatura hispanoamericana, una de las primeras obras logradas en ese afán de lograr la renovación de las técnicas narrativas dominantes en la época en que se escribió esta obra de la literatura latinoamericana […] la novela trae una interacción del mundo narrativo, nuevos enfoques para representar la cambiante y compleja realidad humana, y, ante todo, se justifica e impone como un acto de creación literaria. (Hugo J, Verani, p. 10)
De manera contundente el narrador nos lleva de un plano a otro de la realidad que se va construyendo en función de la estructura de la novela, con abruptos cambios y dinamismos en el transcurso del relato […] Estoy muy cansado y con el estómago vacío. No tengo idea de la hora. He fumado tanto que me repugna el tabaco y tuve que levantarme para esconder el paquete y limpiar un poco el piso. Pero no quiero dejar de escribir sin contar lo que sucedió a Cordes […] Apagué la luz y estuve un rato inmóvil. Tengo la sensación de que hace ya muchas horas que terminaron los ruidos de la noche; tantas que debía estar ya el sol en lo alto […] Esta noche. Voy a tirarme en la cama, enfriado, muerto de cansancio, buscando dormir antes de que llegue la mañana, sin fuerzas para esperar el cuerpo húmedo de la muchacha en la vieja cabaña de troncos.
El final de la novela nos involucra en lo que Hugo J. Verani llama la compleja realidad humana en esta novela; que es un claro “acto de creación literaria”.
REFERENCIAS
“Claude Fell, Onetti y la escritura del silencio”, en Juan Carlos netti, Edición de Hugo J. Verano, Taurus, Madrid, 1987, pp. 141-153.
“Fernando Aínsa, Los posibles de la imaginación”, en JuanCarlos Onetti, Edición de Hugo J. Verano, Taurus, Madrid, 1987, pp. 115-140.
“Javier Concha, Conciencia y subjetividad en El pozo”, en Juan Carlos Onetti, Edición de Hugo J. Verano, Taurus, Madrid, 1987, pp. 169-204.
“Nota preliminar” en Juan Carlos Onetti, Edición de Hugo J. Verano, Taurus, Madrid, 1987, pp. 9-10.
Onetti, Juan Carlos, El pozo, Editorial Seix Barral, Barcelona, 1980, 61 pp.