Hacemos nuestro propio cuerpo a través de la configuración de una repetición de gestos y movimiento que lo van conformando
La materia oscura sigue siendo un misterio para la ciencia, representando el 80% de la materia en el universo. Aunque se defina por lo que no es, su existencia se infiere a través de sus efectos gravitacionales, manifestándose a través de su influencia en la materia visible, como estrellas y galaxias. La búsqueda de respuestas ante lo desconocido no es algo nuevo; desde los tiempos antiguos, como se ve en el diálogo Timeo, los seres humanos han tratado de comprender el cosmos mediante explicaciones basadas en los conocimientos de su época. Platón, a través del Timeo, utiliza la matemática y la geometría como herramientas para comprender el universo, mostrando al demiurgo como el artífice que ordena los elementos caóticos. Este diálogo no solo intenta explicar el cosmos, sino también al hombre y a la sociedad en un esfuerzo profundo y expansivo.
El pensamiento de Hegel es una amalgama entre filosofía, historia y desarrollo humano. En su obra, la “Fenomenología del Espíritu”, se sumerge en el análisis de la conciencia y describe el camino que esta debe recorrer para alcanzar el verdadero saber. Hegel, influenciado por la demarcación de Kant entre empirismo y racionalismo, construye su sistema filosófico basado en la premisa de que lo real es racional y viceversa. Su enfoque abarca la totalidad, defendiendo que la verdad se encuentra en el encuentro con ella misma. En su visión, la historia es un proceso dialéctico de afirmaciones, negaciones y superaciones, donde la historia y el hombre se moldean mutuamente, desembocando en un desarrollo autoconsciente que él llama “espíritu absoluto”.