Cristóbal Colón (1436-1506)
El lugar de su nacimiento es discutido; los más atribuyen a Génova su origen, otros a Mallorea, Navarra o Galicia. Durante siglos se pensó que la tierra era plana, pero el marino Cristóbal Colón creía que era redonda y que si navegaba hacia el oeste, sobre el océano Atlántico, llegaría a la India, tierra del oro y las espacias. Presentó su proyecto a los Reyes Católicos de España, quienes aceptaron ayudarlo en su empresa a pesar de que los recursos de la Corona estaban empeñados en la lucha contra los moros.
El descubrimiento de América
Colón ofreció su proyecto al rey Juan II de Portugal, quien lo sometió al examen de un comité de expertos. Aunque terminó aceptando la propuesta, el monarca portugués puso como condición que no se zarpase desde las Canarias, pues, en caso de que el viaje tuviera éxito, la Corona de Castilla podría reclamar las tierras conquistadas en virtud del Tratado de Alcaí§obas. Colón encontró demasiado arriesgado partir de Madeira (sólo confiaba en los cálculos que había trazado desde las Canarias) y probó suerte en España con el duque de Medina Sidonia y con los Reyes Católicos, que rechazaron su propuesta por considerarla inviable y por las desmedidas pretensiones de Colón.
Finalmente, la reina Isabel la Católica aprobó el proyecto de Colón por mediación del tesorero del rey, Luis de Santángel, a raíz de la toma de Granada, que ponía fin a la reconquista cristiana de la península frente al Islam en 1492. La reina otorgó las Capitulaciones de Santa Fe, por las que concedía a Colón una serie de privilegios como contrapartida a su arriesgada empresa, y financió una flotilla de tres carabelas (la Pinta, la Niña y la Santa María), con las que Colón partió de Palos el 3 de agosto de 1492.
Colón navegó hasta Canarias y luego hacia el oeste, alcanzando la isla de Guanahaní (San Salvador, en las Bahamas) el 12 de octubre de 1492. Por primera vez (si se prescinde de la gesta sin consecuencias de los vikingos) un grupo de europeos pisaba tierras americanas, aunque ni Colón ni sus tripulantes eran conscientes de ello. En aquel viaje descubrió también Cuba y La Española (Santo Domingo), e incluso construyó allí un primer establecimiento español con los restos del naufragio de la Santa María (el fuerte Navidad). Persuadido de que había alcanzado las costas asiáticas, regresó a España con las dos naves restantes en 1493.
Colón realizó tres viajes más para continuar la exploración de aquellas tierras: en el segundo (1493-1496) tocó Cuba, Jamaica y Puerto Rico y fundó la ciudad de La Isabela; pero hubo de regresar a España para hacer frente a las acusaciones surgidas del descontento por su forma de gobernar La Española. En el tercer viaje (1498-1500) descubrió Trinidad y tocó tierra firme en la desembocadura del Orinoco; pero la sublevación de los colonos de La Española forzó su destitución como gobernador y su envío como prisionero a España.
Tras ser juzgado y rehabilitado, se le renovaron todos los privilegios (excepto el poder virreinal) y emprendió un cuarto viaje (1502) con prohibición de acercarse a La Española; recorrió la costa centroamericana de Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá. Regresó a España aquel mismo año y pasó el resto de su vida intentando conseguir mercedes reales para sí mismo y para sus descendientes, pues el rey Fernando el Católico intentaba recortar los privilegios concedidos ante las proporciones que iba tomando el descubrimiento y la inconveniencia de dejar a un advenedizo como único señor de las Indias.
Colón había descubierto América fortuitamente como consecuencia de su intuición y de su fuerza de voluntad. Aunque fracasó en su idea original de abrir una nueva ruta comercial entre Europa y Asia, abrió algo más importante: un “Nuevo Mundo” que, en los años siguientes, sería explorado por navegantes, misioneros y soldados de España y Portugal, incorporando un vasto territorio a la civilización occidental y modificando profundamente las condiciones políticas y económicas del Viejo Continente.
De Américo Vespucio procede el sonoro nombre con que se bautizó al Nuevo Mundo; no es extraño que una etimología popular (falsa porque Colón es una castellanización de su apellido italiano) hiciese derivar del nombre del descubridor términos nada prestigiosos, como colonialismo o colonizar: el descubrimiento fue, en efecto, el pistoletazo de salida de la colonización europea de América, empresa en la que se dieron cita el heroísmo y la barbarie, el propósito evangelizador y la explotación o exterminio de los indígenas, el ideal imperial y la sed de oro y poder.
Pioneros de este proceso, que ocuparía todo el siglo XVI y al que pronto se sumarían otras potencias europeas, fueron los llamados conquistadores, como Hernán Cortés(México), Francisco Pizarro y Diego de Almagro (Perú) o Pedro de Valdivia (Chile), entre otros muchos. Aunque los vikingos habían llegado a América del Norte unos quinientos años antes (expedición de Leif Ericson), no habían dejado establecimientos permanentes ni habían hecho circular la noticia del descubrimiento, quedando éste, por tanto, sin consecuencias hasta tiempos de Colón.
A iniciativa de los “Caballeros de Colón” para honrar la memoria del navegante genovés que descubrió el continente americano el 12 de octubre de 1492.
Visita su monumento en Periférico de la Juventud y avenida Colón.