No sé que estaba pensando esa madrugada, pero realmente estaba escuchando hablar a esas criaturas, por lo que aprovechando ese momento decidí preguntarles por sus nombres, para esto, ellos no lo sabían; sólo respondieron los tres, “sólo existimos por existir, para estar contigo; nada más y nada menos, nunca dejarte solo pase lo que pase”, entonces me dije a mi mismo, “Bueno, no puede ser tan malo, al menos tengo compañía con quien distraerme más seguido”. Comencé a platicar con ellos de cómo habían nacido o mejor dicho aparecido; de esta manera, me contaron de cómo se desarrollaron durante el trayecto de mi vida, ellos nacían de mi miedos, como cuando hacía algo mal y no lo podía olvidar, emergían de ahí y desaparecían de ahí si lograba deshacer eso; o bien, tomaba conciencia y aceptaba mis errores; nacían cuando no enfrentaba mis problemas, cuando decía “Lo resuelvo después” o “Esto no tiene importancia”, y se iban desarrollando conforme no lograba resolver la situación, como me afectaba más y más, haciendo un espacio en mi mente y en mi corazón y luego habitaban ahí, para quedarse para siempre, a menos que resolviera eso que los creo; también me contaron como convivían con los demonios de otras personas, como cuando yo estaba con alguien, sus entes y los nuestros conversaban, como se calmaban entre sí, haciéndose mas y mas débiles, hasta que yo me separaba de esa persona.
“Te costará mucho trabajo deshacerte de nosotros pequeñajo”, dijo el de color negro, “no hemos conversado con nadie en los últimos 4 años, eso hace más difícil tu trabajo”, continuó el de color azul, “¿Qué acaso no quieres ayuda? ¿No te quieres deshacer de nosotros? Digo no es que no nos guste estar contigo pero vaya qué si eres terco”, me puse a pensar y les dije, “No necesito de nadie para deshacerme de ustedes, si yo los creé me puedo deshacer de ustedes a pesar de que se vayan haciendo más fuertes, yo también crezco con ustedes, aprendo con o sin ustedes; que si sé que me puede afectar en un futuro, pero sé que puedo solo; todo lo he resuelto por mi cuenta, así que no empezaré a rogarle a nadie, ni a Dios ni a las personas..” con esto dicho, los tres se esfumaron, diciendo “Este muchacho es mas terco que una mula, nos vendrá matando junto con él algún día, pero bueno que se le puede hacer.” Pasando esto, comencé a reír, me puse de pié y encendí otro cigarrillo, y mientras lo fumaba observaba a través de la ventana como llovía y en el reflejo mis demonios, observando la lluvia caer conmigo.