Las primeras letras del abecedario son las primeras inculcadas, ABC. Si bien recuerdo, cuando era una niña las aprendí en inglés. Sin embargo, crecí y conocí las grandes figuras detrás de ellas. Arreola, Borges, y Cortázar. Fue así como mi vida tomó un rumbo distinto. Sus obras se diferencian por su estilo único y propio. De sus últimos trabajos que he leído, “La migala”, “El otro” y “El Perseguidor” han sido de mis cuentos favoritos. No obstante, sus similitudes se presentan a causa de su cercanía en el abecé.
La migala (1952) de Arreola tiene un tono un tanto irónico, pero también es un cuento algo surreal y fantástico que llega a combinar elementos de la vida cotidiana con algo extraordinario. Muy similar a la mayoría de los cuentos de Cortázar, este juega con las expectativas del lector. El contraste entre la narración tan fluida y en calma con el narrador angustiado, pero en expectativa de algo trágico, es visible a lo largo del cuento. Esta ironía se presenta en cómo el hombre espera todas las noches la “picadura mortal”. Su destino. Absurdo y dramático. Por otra parte, Arreola también hace una exploración a lo psicológico y la vulnerabilidad humana. El hombre no puede escapar de sus pensamientos y su miedo a la araña. En definitiva, Arreola en este cuento tiene un estilo preciso, irónico, que puede llegar a ser surreal; en una narración breve en tercera persona, pero que limita al lector a la perspectiva del protagonista.
Por el contrario, Borges en “El otro” (1972) utiliza la primera persona para retratarse a sí mismo como el narrador. Creando una atmósfera introspectiva donde existen dos Borges al mismo tiempo. Por lo que el cuento lleva a los lectores a reflexionar sobre la vida y sobre el texto de una manera más profunda. A mi parecer, el cuento no tiene un tono irónico. Si no uno más emotivo. Nostálgico. A pesar de que ambos cuentos, “La migala” y “El otro” pueden ser dramáticos, el estilo de cada autor es lo que lleva a los lectores a cavilar e interpretar los cuentos de una manera muy distinta. Borges tiende a ser directo, sobrio y algo filosófico. Su filosofía en este cuento retrata el paso del tiempo y la importancia de no alterar el mismo. Además de que muestra densamente cómo nuestra perspectiva de nosotros mismos cambia con el tiempo.
En cuanto a Cortázar, “El perseguidor” (1959) también se relata en primera persona y hace uso del tiempo como recurso filosófico-existencial. Johnny vive a través de saltos temporales en los que manifiesta sus inquietudes sobre lo que ya pasó o lo que va a pasar, y también su inestabilidad emocional. Esta fragmentación en la narración es un tanto similar a la exploración psicológica de Arreola y el paso del tiempo de Borges, al igual que los diferentes yoes en un mismo lugar. No obstante, el estilo de Cortázar en este cuento se caracteriza por su narrativa fragmentada y el tiempo no lineal que conlleva la ambigüedad del texto. Aborda temas como la vida y la muerte, las adicciones, el perfeccionismo y el desgaste emocional de una manera poética, relacionándolo con la música. En este caso el jazz. Cortázar se inspiró en la vida de Charlie Parker, pero creó algo completamente único.
En conclusión, cada uno de los autores se distingue por su estilo único. Por ejemplo, Arreola tiene un estilo muy preciso e irónico, que puede llegar a ser surreal, y explora la psicología y vulnerabilidad humana desde un punto de vista humorístico. Por lo menos, en el cuento “La migala”. En cambio, el estilo de Borges es más sobrio, no irónico; él tiende a ser directo y filosófico. Utiliza este estilo para indagar en el tiempo y nuestras versiones pasadas. Por ejemplo, en “El otro”, los diferentes yoes. Por otro lado, para Cortázar el tiempo es abstracto y lo utiliza para fragmentar una historia y crear ambigüedad al final. Como en varios de sus cuentos, tiende a usar recursos que guíen al lector a la propia exploración e interpretación del texto, dejando así, sus finales abiertos. También, recurre mucho a la poesía para retratar una historia de una manera personal con una tonalidad radiante, pero sin alejarse de la realidad que suele ser catastrófica. Por ejemplo, en “El perseguidor”, donde la autodestrucción de Johnny y su perfeccionismo contribuyeron a su muerte. Por último, los tres autores se asemejan en su dominio en el relato breve. A pesar de que elegí de ejemplo “El perseguidor”, que por muchos críticos es considerado más una novela corta que un cuento, Cortázar tiene muchísimos más relatos donde aborda temas existenciales y del tiempo de forma breve. Al mismo tiempo, los tres llegan a escribir sobre cuestiones tanto psicológicas como filosóficas y mezclan la realidad con lo fantástico.