Julio Cortázar como destaca Navas Forero (2010) fue reconocido a nivel mundial como uno de los escritores latinoamericanos más relevantes del siglo XX. Además de ser autor de estupendas novelas y cuentos, no se habla mucho de su trabajo como traductor. Sin embargo, la autora Ángela Liliana Navas Forero da a conocer el oficio de traductor de Cortázar, la relación entre traducción y literatura, la relación del traductor con la obra original, y por supuesto, la relación del escritor-traductor con su obra, entre otros temas. Cortázar siendo un gran traductor de Edgar Allan Poe, tiene varios de sus cuentos en el tomo de Obras en prosa. Donde “El corazón delator” supera por mucho al cuento original.
En 1948, Julio Cortázar recibió el título de traductor público. Gracias a su desempeño como traductor literario, su formación como escritor se impulsó, permitiéndole viajar alrededor de Europa. Si bien menciona la autora, “Cortázar nunca se consideró un buen ensayista. Por esta razón, a pesar de todo este trabajo como traductor, nunca teorizó sobre traducción” (Navas Forero, 2010, p. 4). Es decir, Cortázar no se permitió escribir o formular teorías sobre la traducción, o reflexionar sobre qué papel tiene la misma en la literatura a pesar de su experiencia en ambas. En lo personal, no me parece relevante lo que postula Navas. Cortázar no tendría por qué haberse extendido de su trabajo como traductor para escribir sobre su experiencia, o explicar por qué se percibía como un ensayista malo. Concuerdo en que tal vez a muchos nos hubiera gustado saber cómo traducía de una manera tan clara y propia sin desviarse del texto original. No obstante, el que nunca lo haya hecho no debería alterar la percepción de los lectores con respecto a sus obras literarias y traducciones. Por el contrario, sería interesante saber cómo mantuvo la esencia del tiempo en el cuento. También como se aseguraba de omitir o agregar las palabras correctas en algunas líneas. Por ejemplo, “I foamed — I raved — I swore!”, que tradujo como: “Lancé espumarajos de rabia… maldije… juré…”, los espumarajos son una imagen muy propia.
En cuanto a la relación entre traducción y literatura, la autora plantea que tanto Cortázar como el escritor Octavio Paz coinciden en que la relación que hay entre estas es algo inevitable. No pueden desvincularse la una de la otra. Considero que es cierto e incuestionable, ya que gracias a la traducción personas de diferentes países tienen la oportunidad de adquirir una obra en su lengua materna, o su segunda lengua, si es que hablan más de un idioma. Sin embargo, es importante resaltar que el traslado de una obra literaria de un idioma a otro implica un entendimiento distinto. Por consiguiente, la traducción abre las puertas a la apreciación de diversos textos desde un punto de vista más cercano al contexto del lector. Por otra parte, la traducción conlleva a varios autores a crear sus propias obras basándose en el proceso de reescritura por el que pasaron al traducir. Aportando así, más obras que también serán traducidas por alguien más. Es un constante ciclo. Si bien expresé al inicio, desde mi punto de vista, la traducción de Cortázar de “El corazón delator” supera al cuento original de Edgar Allan Poe. Una de mis líneas favoritas es “Su cuarto estaba tan negro como la pez”. La versión de Poe, “His room was as black as pitch with the thick darkness” solo le proporciona a mi mente la imagen de un cuarto muy oscuro; sin embargo, la de Cortázar va más allá de lo oscuro. Me visualicé en un cuarto espeluznante, donde me podría perder no solo por la ausencia de luz, sino porque algo terrorífico me tomaría por sorpresa o me ahogaría en la pez.
Con respecto a la relación del traductor con la obra original, según Navas, Cortázar valora tanto la obra original que considera que el traductor puede ser un usurpador o invasor que podría dañar la estabilidad establecida en la obra original por el autor. A mi parecer, Cortázar no creía realmente en esto o se olvidó de sus propias creencias. Pongamos por caso la línea “but once conceived, it haunted me day and night”, que Julio traduce a “pero, una vez concebida, me acosó noche y día.” Personalmente, la palabra haunted para mí suena como tormento e incluso obsesión. Pero, a Cortázar se le ocurrió usar “acosó” como buen traductor que es. Con esto quiero decir que me pareció muy interesante cómo una simple palabra, intensifica la idea en el cuento de que no eran pensamientos deseados y el narrador los tenía sin su consentimiento. Otro ejemplo claro de su apropiación es: “in approaching him had stalked with his black shadow before him, and enveloped the victim”, donde la traducción es “se había aproximado a él, deslizándose furtiva y envolvía a su víctima”, omitió stalked y se adueñó de la imagen al decir “deslizándose furtiva”. Por lo cual, a mi parecer, puede que, aunque Julio sea un “invasor”, logra contener la estabilidad de la obra sin dañarla.
Por lo que se refiere a la relación del escritor-traductor con su obra, existen elementos que son indestructibles. Como expresa la autora “La obra sale del autor y se convierte en una extensión de él, por eso es imposible asesinarla” (Navas Forero, 2010, p. 9). El traductor tiene como trabajo, tomar la decisión de cambiar por completo un elemento destacable de la obra arriesgándose a perder el sentido de esta. Como resultado el traductor se destruye a sí mismo. En concreto, la traducción de Cortázar de “El corazón delator” no destruye a ninguno. A pesar de las pequeñas apropiaciones de Julio a través del cuento, son pocas las imágenes que él modifica, y que nunca cambia en su totalidad.
En conclusión, la carrera de Julio Cortázar como traductor abrió camino a la escritura de muchas de sus novelas famosas y su creatividad como autor de varias obras. Por otro lado, Cortázar evitó crear específicamente alguna teoría que explicara la relación entre la traducción y la literatura. Sin embargo, considera que ambas son inseparables. Tanto la traducción como la literatura han brindado nuevas obras literarias que llegan a ser reconocidas en varias partes del mundo. Los traductores tienen como trabajo trasladar estas obras a personas que no tienen acceso a ellas en el idioma original en que fueron escritas. Por otra parte, puede que algunos traductores usurpen el lugar del escritor y se apropien de la obra, hasta el punto de destruir tanto la obra original como la traducción, y su propio ser o profesión. Por tanto, Julio considera que no se debe alterar el equilibrio previamente establecido por el autor original. Sin embargo, con varios ejemplos de su traducción “El corazón delator” se demostró que él mismo se apropia moderadamente de la obra, arriesgando dañar la estabilidad de la misma.
Referencias
Navas Forero, Á. L. (2010). Reflexiones de Julio Cortázar y Octavio Paz con respecto a la traducción desde su punto de vista como escritores. Mutatis Mutandis. Revista Latinoamericana de Traducción, 3(2), 293–303. https://doi.org/10.17533/udea.mut.7372
Pym, A. G., & Cortázar, J. (1956). Obras en Prosa. Cuentos de Edgar Allan Poe. (ed.). Ediciones de la Universidad de Puerto Rico.
The Tell-Tale heart. (2021). https://poemuseum.org/the-tell-tale-heart/