Marita Lorenz es una mujer alemana nacida el 18 de agosto de 1939. Proviene de una familia muy peculiar. Ya que su madre, Alice Loflanda, era una espía norteamericana y su padre, Henrich Lorenz, era un capitán náutico muy prestigiado de ese entonces.
En su autobiografía, Yo Fui la Espía que Amó al Comandante, Marita nos lleva desde antes de su nacimiento. Su madre Alice un día, en camino a su ginecólogo judío, fue atacada por un perro del partido Nazi en una banqueta. Alice tenía a Marita y a su hermana gemela, Ilona, en el vientre, sin embargo como resultado del ataque, perdió a Ilona. Cuando Marita nació, Alice decidió darle un segundo nombre a su hija, el resultado terminó siendo Marita Ilona Lorenz. Desde entonces, su madre le recordaba una y otra vez que Marita era una guerrera que simplemente se aferraba a la vida.
Cuando, a los cinco años de edad, los soldados Nazis se la llevaron al campo de concentración Bergen-Belsen, toda su familia la daba por muerta. Sus hermanos habían alcanzado a escapar, su padre se encontraba en alta mar y su madre había sido llevada a otro campo de concentración. Sin embargo, ambas sobrevivieron. Despues de Bergen-Belsen, Marita narra qué tan difícil fue adaptarse a la í¢â‚¬Ëœvida normalí¢â‚¬â„¢ de nuevo. Se había convertido en na niña retraída y, según ella lo explica, salvaje
Un tiempo después, cuando todavía no llegaba a la adolescencia, Marita fue violada por un vecino. La pequeña no sabía qué tenía que hacer, así que le contó a su madre y de ahí se llevaron al vecino a juicio. Durante estos tiempos, sus padres se estaban divorciando. Todos estos eventos la hicieron una adolescente rebelde que se iba de casa de parientes en parientes, porque causaba muchos problemas. Sin embargo, ella describe con perfecto detalle, cómo pasar su tiempo en barcos con su padre le proporcionaba paz y tranquilidad. Marita Lorenz escribe sobre el mar como escribe de su primer amor, Fidel Castro.
Fidel y Marita se conocen en un barco en Cuba, del cual el padre de Marita era capitán. A las horas de haberse visto, su amorío comienza. No hay tantos detalles de sus vidas íntimas, sin embargo, Marita logra escribir de una forma tan genuina y sincera lo que sentía por Fidel, que a nadie le podría caber la menor duda de que ella lo amó con su vida entera.
Conforme progresa el libro, Marita se mete en negocios más y más oscuros, se embaraza de Fidel y ‘pierde’ al feto. Todo esto, para darse cuenta que Fidel mismo mando a arrebatarle el bebé a Marita, mientras se encontraba drogada. Supuestamente, ya que la misma Marita Lorenz no está segura, el hijo de ellos dos sobrevivió y todavía vive en Cuba. Pero, cuando la CIA le pide un favor; que asesine a Fidel, Marita se encuentra en uno de los dilemas más grandes de su vida. Muchos sabían que ella era una de las personas con más acceso a Castro y la CIA genuinamente contaba con ella para llevar a cabo la misión. Obviamente no lo logró.
El libro no termina aquí, la “alemanita”, como le llamaba Castro de cariño, siguió los pasos de su madre y se convirtió en toda una espía, cargaba armas consigo misma a diario y tenía un temple de acero, ningún hombre la asustaba. Te invito a que leas este libro, disponible en librerías mexicanas gracias a la editorial Ariel, y te maravilles de esta mujer tan interesante y diferente, que aun vive, y aprendas una o dos cosas de ella.