Justicia global vs. justicia individual.
El tema de la justicia individual es un tema central para Nussbaum en el desarrollo de su disertación en torno a la justicia cuando habla de justicia global, la autora defiende desde distintos tipos de vista al individuo como pilar fundamental de la sociedad y que a pesar de distintos factores no debe dejarse a un lado el estatus individualista de la sociedad para poder ofertar una justicia equitativa en todo sentido para cada miembro de la sociedad.
La justicia global es universal, es decir, que la justicia aplica para todos de la misma forma sin tener más peso que el derecho básico que tiene el ser humano como individuo de ser tratado con igualdad y equidad, lo anterior es lo deseable y es independiente del lugar de origen del individuo, ya que siempre existirán diferencias y distinciones entre los individuos de un país y otro, incluso en los de una misma nación, comprendiendo que dichas circunstancias también pueden ser similares entre distintas naciones, por lo tanto, si le ofertamos a un individuo sus derechos, entonces estamos obligados a ofrecérselos a todos por igual, de esta forma la individualidad se esparce en una generalidad social ideal que a la vez propicia que los derechos que una nación adquiere para su sociedad la adquieran también otras naciones, aun cuando en la práctica los derechos entre una nación y otra sean muy distintos.
Una política universal impulsa la adherencia de las naciones a un enfoque de justicia global que garantiza para todos igualdad y equidad, disminuyendo así las diferencias entre los estratos o clases sociales sin importar la nacionalidad del individuo, en cambio, el individualismo vela por sus propios intereses, no le interesa la universalidad de los derechos mientras estén salvaguardados los derechos de una persona en particular, es un enfoque menos empático o social.
Respecto al tema del nacionalismo las posturas pueden variar mucho con respecto a los beneficios o perjuicios que ofrecen a una nación, veamos el caso de Estados Unidos, una postura nacionalista con respecto a la migración que proviene de México protegería en teoría a los ciudadanos americanos de la ola migratoria con el lógico y consecuente desenlace de tener mayores índices de seguridad, mayor empleo para sus ciudadanos, mayor libertad y todos los derechos que están ligados a una justicia global, sin embargo, la teoría dista mucho de la práctica, ya que aún en este supuesto nacionalismo americano la realidad es que los ciudadanos de dicho país no quieren ni ocupan los empleos que generalmente ocupan los migrantes, la seguridad no mejora notablemente, debido a que ha sido demostrado que la criminalidad está ligada de forma directa a los ciudadanos nativos que a los ciudadanos migrantes, por citar solo algunos ejemplos.
Es claro que las políticas de las naciones deben ser justas y garantizar los mismos derechos por igual para todos, pongamos el ejemplo de la comunidad europea donde la integración de las naciones logró una serie de grandes beneficios para la gran mayoría de los países miembros de la comunidad europea, no solo como individuos, sino como naciones, ya sea en conjunto o aisladas, la oferta global de empleos aumento significativamente, los salarios aumentaron, incrementó el impulso económico de las naciones más ricas hacia las menos favorecidas y todo lo anterior sin una pérdida cultural significativa.
También es cierto que las naciones europeas han sido amenazadas por la migración, siendo esta principalmente árabe, la migración se ha convertido en una amenaza real y tácita para la supervivencia cultural de los países receptores, analicemos el escenario: el índice de nacimientos en los países europeos va en franco declive, actualmente es de alrededor de 1.5 hijos por matrimonio en el mejor de los casos, en otras palabras en 50 años la población nativa será menor que la actual, en cambio, la población árabe migrante será mayor, ya que sus tasas de nacimiento son altas, de 3 a 6 hijos por matrimonio, dicho de otra forma, llegará el momento, quizá en un par de décadas en el que la población migrante gane cada vez más espacios y con ello intervendrán de forma alarmante en la cultura nativa en todos los puntos de vista, incluyendo el cultural, económico y político.
Podemos apreciar en el caso anterior como una justicia global no siempre protege los intereses de todos, puede proteger en un momento dado los intereses de ciertos grupos en específico, por ejemplo, los de los migrantes, pero a la larga desprotegería los intereses y los derechos de los ciudadanos nativos, lo anterior es una cuestión de tintes morales muy sensibles, ya que se podría argumentar la falta de protección a la población migrante, minimizando o negando sus derechos universales, al estarse protegiendo, por otro lado, los mismos derechos de la población nativa. Ejemplos como los anteriores podemos exponer muchos, casi siempre en detrimento de la soberanía nacional y con pocas ventajas, aunque existen casos aislados que van en contra de lo anterior.
Así mismo, la justicia no solo debe aplicar a un individuo o ser global, también debemos y tenemos la obligación de ser empáticos y justos con los demás seres vivos, no se puede concebir una sociedad avanzada que no se interese por los animales no humanos y también garantice sus derechos naturales, el ser humano es de las especies de más reciente aparición y la más inteligente, aquí la pregunta que se vuelve necesaria es ¿más inteligente en que parámetro? Recordemos que hace apenas unos cientos de miles de años éramos alrededor de 12 especies de homínidos y que al ser el Homo sapiens la de mayor coeficiente intelectual fue la que sobrevivió, incluso a expensas del exterminio de otras por nuestra propia mano, es decir, que la inteligencia no nos ha permitido ser justos ni nos lo permite hoy en día, ya que continuamos siendo seres poco evolucionados y empáticos por más que queramos sentir o pensar que sí lo somos.
Lo más importante radica en la legislación de leyes que de verdad permitan la protección y garantía de los derechos universales para todos los seres vivos que habitamos en el planeta, humanos y no humanos, esto por supuesto incluye a la naturaleza, debemos dejar de ser indolentes con nuestro hábitat y también proveerle de derechos para garantizar nuestro avance y desarrollo, para aumentar la posibilidad de la sobrevivencia de nuestra especie y hábitat, tengamos presente que desde creación de la tierra, el 99 % de las especies que han habitado el planeta han desaparecido, nada nos garantiza que nuestra especie sea la excepción. Las garantías deben ser universales en todo sentido.
Referencia.
Nussbaum M. (2007). Las fronteras de la justicia. Ediciones Paidós Ibérica, S.A.