El círculo hermenéutico se refiere al diálogo comprensivo entre un sujeto y su objeto de estudio, para comprenderlo es necesario tener una idea previa de lo que se quiere interpretar para así poder avanzar hacia el proceso de interpretación que nos retroalimenta, esto debido a que se lleva a cabo un intercambio de conocimientos o sentidos De ahí surge la noción del círculo, donde cada estadio facilita la interpretación del próximo, el círculo también puede ser explicativo en sentido contrario o puede invertirse para reforzar esa dirección, lo anterior puede realizarse mediante el uso de distintos métodos o herramientas que ayudan a tener una concepción previa de una idea, también se puede regresar al inicio del círculo con el fin de expandir las ideas al final de su interpretación.
Heidegger propuso algunas pautas para la comprensión de la hermenéutica, específicamente respecto de su evolución como el papel principal en el desarrollo del círculo e hizo una descripción de este. “La reflexión hermenéutica de Heidegger culmina menos en demostrar que aquí está contenido un círculo que en hacer ver que este círculo tiene un sentido ontológico positivo” (Gadamer, 169), es decir, que para él no puede haber hermenéutica sin el modelo del círculo, una vez que se tiene un proyecto no debe desviarse, pero si se puede retroceder y encauzar la interpretación para darle un sentido, aun cuando tengamos algunos vicios en la interpretación o bien estemos sesgados por interpretaciones previas o de terceros. “El que quiere comprender un texto tiene que estar al principio supuesto a dejarse decir algo por él. Una conciencia formada hermenéuticamente tiene que mostrarse receptiva desde el principio para la alteridad del texto. Pero esta receptividad no presupone ni «neutralidad» frente a las cosas ni tampoco auto cancelación, sino que incluye una matizada incorporación de las propias opiniones previas y prejuicios” (Gadamer, 170). El círculo es el proceso que la hermenéutica involucra en la interpretación para poder comprender un texto, el proceso lleva implícito el concepto de circularidad, ya que inicia en un punto determinado para al final llegar al mismo y así reiniciarlo, en caso de que esto sea necesario para la interpretación.
Los prejuicios son ideas preconcebidas que nos anticipan para ver un texto de una manera en particular y por ello podríamos ser menos objetivos, son ideas que nos alejan de la comprensión real de los textos, ya que son formulados a priori sin haber interpretado el texto uno mismo, se basan en ideas establecidas con anterioridad, pero no son necesariamente falsos o verdaderos, sino solo anticipados, tampoco necesariamente pueden ser positivos o negativos. Hay prejuicios por respeto humano y de precipitación, esto quiere decir que el prejuicio puede provenir de una autoridad o de uno mismo y lo que puede darles fundamento es el uso de la razón, por esto los prejuicios de autoridad no siempre son injustificados o erróneos. Los prejuicios influyen en la interpretación en muchos sentidos, por lo mismo debemos estar conscientes de los beneficios o perjuicios de estos, con el fin de poder llegar a una conclusión verdadera. Los prejuicios no necesariamente son negativos ni tampoco tienen que ser falsos, solamente son juicios a priori, aunque durante el periodo de la Ilustración así fue, “«Prejuicio» no significa, pues, en modo alguno juicio, falso, sino que está en su concepto el que pueda ser valorado positiva o negativamente” (Gadamer, 172), posteriormente el prejuicio fue perdiendo terreno, ya que fue usado principalmente por la iglesia y estaba basado en creencias, fue la antelación del romanticismo, el cual dejaría atrás muchos de los prejuicios religiosos que imperaban entonces, puesto que le otorgaba mayor valor a la autonomía del hombre como ser, reemplazando los mitos o supersticiones por hechos más concisos, le otorgaba el valor histórico a los hechos, dando paso a un sistema de ideas más elaboradas, con un método mejor establecido y confiable, de esta forma se le fue restando credibilidad y autoridad a la iglesia, supliéndola con el uso de la razón. “La oposición entre fe en la autoridad y uso de la propia razón, instaurada por la Ilustración, tiene desde luego razón de ser. En la medida en que la validez de la autoridad usurpa el lugar del propio juicio, la autoridad es de hecho una fuente de prejuicios. Pero esto no excluye que pueda ser también que pueda ser una fuente de verdad, cosa que la Ilustración ignoró sistemáticamente en su repulsa generalizada contra toda autoridad” (Gadamer, 175). Lo anterior no significa que la autoridad no tuviera prejuicios o no se equivocará, sino que la base de los prejuicios era distinta, estaba más apegada a la razón, como se mencionó previamente y no se basaba en puro misticismo.
La comprensión en el círculo hermenéutico es lo que resulta del análisis e interpretación del texto, es el sentido que se le otorga, el significado para lo cual se tiene que estar abierto a lo que el texto nos exprese, es decir, tiene que haber recepción y para que esta sea correcta debe estar basada en cuestiones objetivas y no en ideas erróneas, lo anterior se lleva a cabo a través de una conciencia metódica: posición, previsión y anticipación. La comprensión cobra sentido a través de la interpretación de los textos de forma global, para lo cual se deben tomar en cuenta todos los aspectos, tales como la historicidad, la tradición, el contexto cultural, la temporalidad y el espacio. La comprensión debe ser sobre todo libre y debe poder valerse de muchas disciplinas para su aplicación en la interpretación, lo cual es el principio del modelo clásico en donde se aplica el modelo histórico. “Pero en último extremo esto quiere decir que lo clásico es lo que se conserva porque se significa e interpreta a sí mismo; es decir, aquello que es por sí mismo tan elocuente que no constituye una proposición sobre algo desaparecido, un mero testimonio de algo que requiere todavía interpretación, sino que dice algo a cada presente como si se lo dijera a él particularmente” (Gadamer, 181). La comprensión no solamente implica la interpretación de los hechos, sino también el análisis interpretativo de lo que hacemos, lo cual es fundamental para la enseñanza y de donde también parte el concepto de circularidad. Si se involucran entre sí, un método y el sujeto que lo interpreta, se aumentará la calidad de su certeza, de la misma forma, el intérprete tiene que aportar en la interpretación y no solo limitarse a describir. “Por eso la comprensión no es nunca un comportamiento únicamente reproductivo, sino que es a su vez siempre productivo. Quizá no es correcto hablar de «comprender mejor» en relación con este momento productivo inherente a la comprensión” (Gadamer, 185).
En el círculo hermenéutico, la autoridad es un atributo que se refiere a ciertas personas o instituciones, es lo que convencionalmente está establecido como el órgano rector del cual emanan las leyes, la sabiduría o los hechos que se asumen como los correctos. En el caso de los textos sagrados, la autoridad radica en la iglesia como institución, pero podrían serlo también la biblia o el papa, la autoridad en este caso representa más una cuestión de fe que de razón, ya que la autoridad eclesiástica establece los hechos sin la necesidad de un método de comprobación o verificación. La autoridad puede ser adquirida o impuesta. Cuando sucede lo primero, es más factible que sea reconocida; en el segundo caso, se tiene mayor tendencia a la arbitrariedad y a la generación de prejuicios. “De este modo, el reconocimiento de la autoridad está siempre relacionado con la idea de que lo que dice la autoridad no es irracional ni arbitrario, sino que en principio puede ser reconocido como cierto” (Gadamer, 176). No necesariamente la autoridad puede basarse en una persona o en una institución, “no hay duda de que la verdadera consecuencia de la Ilustración no es esta sino más bien su contraria: la sumisión de toda autoridad a la razón” (Gadamer, 175).
La tradición es la validación de las costumbres en la cultura, es cuando un hecho o hábito se convierten en una parte sustancial de nuestras vidas, posteriormente se vuelven una costumbre que adoptamos de forma libre y con el tiempo las realizamos por ser precisamente tradicionales, y en ocasiones, como en el caso de la autoridad son solamente una cuestión de fe. La tradición puede identificarse como la historia que se transforma en costumbre, otra forma de conservación de las costumbres, se desarrolla a veces sin la intención de que sea así, pero de forma razonada y libre, el contenido y la trascendencia de la tradición siempre le darán la validez y el significado. “El romanticismo entiende la tradición como lo contrario de la libertad racional, y ve en ella un dato histórico como pueda serlo la naturaleza. Y ya se la quiera combatir revolucionariamente, ya se pretenda conservarla, la tradición aparece en ambos casos como la contrapartida abstracta de la libre autodeterminación, ya que su validez no necesita fundamentos racionales, sino que nos determina mudamente” (Gadamer, 176). La tradición no requiere de hechos históricos comprobables o verdaderos, sino de la aprobación otorgada por el tiempo que es tomada como cierta, sin ser necesario el uso de la razón como sustento. El historicismo juega un papel fundamental en el desarrollo y la validación de las tradiciones. “Estas consideraciones nos inducen a preguntarnos si en la hermenéutica espiritual-científica no se debiera intentar reconocer todo su derecho al momento de la tradición” (Gadamer, 177), para contrarrestar lo anterior, es necesario darle peso al rigor científico manteniendo la objetividad sobre lo que estamos interpretando, dicha situación no es sencilla, pero tampoco es inalcanzable, la tradición se sustenta a sí misma y es nuestro deber situarla correctamente. “En el comienzo de toda hermenéutica histórica debe hallarse, por lo tanto, la resolución de la oposición abstracta entre tradición e investigación histórica, entre historia y conocimiento de la misma” (Gadamer, 177).
La distancia temporal no necesariamente sirve para tener una mejor comprensión, sino para que la comprensión sea diferente al tratar de preservar una historicidad objetiva al otorgarle una connotación positiva, es la forma dinámica de ayudar a la interpretación, es una especie de filtro que sirve incluso en la distinción de los prejuicios verdaderos y falsos que también puede ayudar en la validación de una tradición, lo cual sería el objetivo más claro de la comprensión. “La anticipación de sentido que hace referencia al todo solo llega a una comprensión explícita a través del hecho de que las partes que se determinan desde el todo determinan a su vez a este todo” (Gadamer, 182). La distancia temporal se refiere a la mejor comprensión que puede obtenerse de la interpretación de un texto, desde su producción hasta un determinado tiempo después, pero todo dentro del mismo círculo hermenéutico, es la perspectiva que la distancia le otorga. La distancia histórica tiene que ver con el sentido y la tradición, que a su vez están dados por la situación que prevalece al momento de la interpretación. “La distancia en el tiempo tiene evidentemente más sentido que la mera desconexión de los propios intereses sobre el objeto. La distancia es la única que permite una expresión completa del verdadero sentido que hay en las cosas” (Gadamer, 186).
La historia efectual forma parte del estudio de la tradición, tiene que ver con la investigación histórica y los antecedentes que nos permiten una mejor aproximación al significado real de un texto, y a la relación del presente con el pasado, pero no solamente con la historia en sí, sino también con los efectos de la tradición en sí misma. “El objetivismo histórico que se remite a su propio método crítico, oculta la trabazón efectual en la que se encuentra la misma conciencia histórica” (Gadamer, 187). Está relacionada con el efecto histórico de los hechos en la interpretación y cómo es que se decide si se puede tomar en cuenta solo al historicismo como tal o tomar también en cuenta dichos efectos, lo anterior nos pone en la encrucijada de estar ante dos escenarios para decidir cuál es el correcto a partir de la comprensión, los prejuicios y el tiempo.
La hermenéutica fue trascendental en el desarrollo religioso, ya que reveló de forma más clara la interpretación de los textos sagrados, lo que le permitió al hombre la posibilidad de dejar de percibir a la iglesia como una autoridad absoluta, y así cobrar una mayor conciencia de la razón y desarrollarla a su favor, para finalmente terminar por desligarse de la iglesia y evolucionar en todas las áreas del conocimiento y de las ciencias. La hermenéutica también auxilió en la interpretación a favor o en contra de muchos sucesos históricos para su mejor compresión y contextualización en el marco histórico, así como también influyó de forma general en el desarrollo cultural, ya que le ha permitido al hombre interpretar lo que se ha ido produciendo de generación en generación, particularmente hoy en día en que la producción cultural es inmensa. La hermenéutica puede ayudar a regular o clasificar por medio de la interpretación el consumo de la sociedad, pero también la forma en que influye en dicho proceso. El hombre tiene que saber qué es lo que está interpretando y el sentido de lo mismo en su avance o evolución cultural, lo que convierte a la hermenéutica en un mecanismo de retroalimentación que filtra su cultura.
Referencias.
• Gadamer H. (1993). Verdad y método. Ediciones Sígueme. Salamanca, España.