El Templo de San Pablo Apóstol es uno de los símbolos más característicos de la ciudad de Meoqui, en el estado de Chihuahua.
Anterior a su construcción, en el siglo XIX existía otra capilla en el lugar, sin embargo, la gente del pueblo decidió levantar un templo más grande, proyecto ambicioso para una comunidad tan pequeña que comenzó el 18 de octubre de 1862 en un terreno donado por el señor Epifanio ílvarez, cuyos restos mortales descansan en el Atrio.
El presbítero Fernando Carrasco fue el primero en celebrar una misa en el Templo, el 11 de noviembre de 1871.
Los primeros libros de registro con los que se cuenta, datan de 1783, cuando la parroquia de ese entonces tenía el nombre de San Jerónimo, que fue cambiado en 1794 a San Pablo Tapacolmes de Rosales, luego a San Pedro y San Pablo y, a partir de 1992, san Pablo Apóstol.
Existía desde 1884 una campana en la torre del templo, que se dice, tenía un sonido más nítido y cuyo repique se escuchaba a varios kilómetros de distancia. Esta fue retirada en 1955 para colocar una nueva. Para quitarla tuvieron que hacerse ranuras en la torre, mismas que fueron resanadas hasta 1996.
El reloj original del Templo fue traído de España y conducido a la catedral de Chihuahua, donde permaneció de 1803 a 1896, año en que fue trasladado a Meoqui. Según la tradición, este fue el reloj que contó las útimas horas de vida al padre de la patria, Don Miguel Hidalgo y costilla. El reloj fue cambiado en junio de 1942, y luego, otra vez en el año 2007, cuando se colocó el actual.
Según la arquitectura de la época en que fue construido, el templo debía tener dos torres, pero por problemas y fallas de construcción no se construyó la segunda ya que la estructura no podría soportar su peso, mientras que la única torre construida quedó dañada en el año de 1918, probablemente a causa de un temblor.
En un salón contiguo se conservan murales al fresco de arte sacro, algunos de ellos dañados de manera irreparable en remodelaciones en los últimos años. Según los especialistas este salón contiguo estaba dedicado a Nuestra Señora de los íngeles y es uno de los precursores del Art Nouveau.
El Templo de San Pedro y San Pablo forma parte de la historia y la tradición del pueblo meoquense.